The True Glory – La auténtica gloria.

Cuando veo este tipo de documentales me coloco en la perspectiva histórica en la que crecí. Me he preguntado una y otra vez que extraño de todo aquello.

Qué se nos quedó en el camino? Y  ahora creo saberlo.

Hemos avanzado siglos en nuestros conocimientos técnicos y científicos y hasta quizas, mucho mas de lo que se nos da a conocer, pero hemos perdido en el camino algo que nos era muy preciado y valioso, algo que nos llevaba a sacrificar nuestras vidas por el otro, algo que nos convertía en héroes aún sin haber nacido para ello.

Hemos perdido, La Dignidad Humana, que es lo primero que se pierde cuando aceptamos la esclavitud y renunciamos a nuestra libertad. Hemos sacrificado nuestra libertad por el Confort y ahora somos esclavos de quienes nos lo venden.

Reflexiones para Pascuas

De acuerdo a la concepción cristiana, durante la Semana Santa se evoca la pasión, muerte y resurrección de Cristo. Es el momento más sobresaliente del calendario litúrgico.

Ahora bien, la pregunta es ¿qué relación tienen los íconos de la Pascua que hoy conocemos, tales como los huevos, las roscas y los conejos, con esta celebración? ¿Verdaderamente, se otorga hoy el mismo sentido religioso a este acontecimiento como en la antigüedad?

Desde tiempos inmemoriales, la humanidad ha observado distintas festividades, consideradas sagradas para muchos feligreses. Sin embargo, con frecuencia ocurre que lo sagrado se mezcla con lo profano, formando un sincretismo de múltiples culturas.

El origen de la Pascua religiosa de nuestros días, se remonta al año 1513 antes de Cristo, cuando el pueblo judío emprendió su éxodo desde Egipto, hacia la Tierra Prometida. Se celebraba cada año, como recordatorio de la liberación del pueblo hebreo.

En la víspera del primer día, se comían hierbas amargas mojadas en vinagre, para recordar la tristeza de la servidumbre. Y se narraban en tono cadencioso cánticos que hacían alusión a las diez plagas de Egipto.

El cordero de Pascua era escogido por cada familia. Con el tiempo, la ceremonia de inmolación fue llevada a cabo por la clase sacerdotal. El animal debía ser un macho cabrio, sano y de un año de edad. Se inmolaba al finalizar el día; y por la noche se comía con lechugas amargas. No estaba permitido romper sus huesos, ni dejar restos de carne. Por esta razón, los israelitas se reunían en grupos, para cumplir con las prescripciones de orden sagrado. Durante los siete días posteriores al 14 de Nisán (mes del calendario israelita correspondiente a marzo – abril del calendario español), el pueblo hebreo sólo comía pan sin levadura (no fermentado), al que llamaban «ázimo» o «pan de aflicción».

Por su parte, para los cristianos, la Pascua es la fiesta instruida en memoria de de la resurrección de Cristo.

El registro bíblico dice que la noche anterior a su muerte, Jesús se reunió con sus discípulos para celebrar la Pascua judía. Posteriormente, instituyó lo que se conoce como la «Cena del Señor», y dijo a sus apóstoles «Sigan haciendo esto, en memoria de mi» (Lucas 22:19). La Cena del Señor debía celebrarse una vez al año; con ella se conmemoraba la muerte de Cristo.

La Nueva Enciclopedia Británica explica que los primeros cristianos celebraban la Pascua del Señor, al mismo tiempo que los judíos, durante la noche de la primera luna llena pascual (del día 14 de abib), del primer mes de primavera (14-15 de Nisán).

A mediados del siglo II, la mayoría de las iglesias había trasladado esta celebración, al domingo posterior a la festividad Judía. El Viernes Santo y el día de la Pascua Florida no empezaron a celebrarse como conmemoraciones separadas en Jerusalén, hasta finales del siglo IV. (Fuente: Seasonal Peast and Festivals).

Antiguamente, los clérigos eran los encargados de bendecir el cordero pascual y luego lo repartían entre ellos. Más tarde, el cordero fue sustituido por pequeños pasteles de carne de cordero, que se distribuían a los feligreses, luego de la misa.

Otros registros históricos mencionan que los orígenes de la Pascua Florida (en ingles «Easter») se remontan a la fiesta primaveral en honor a la diosa teutónica de la luz y la primavera, conocida como «Easter». (The Westminster Dictionary of the Bible).

La primavera era una época sagrada para los adoradores fenicios del sexo. Los símbolos de la diosa de la fertilidad; «Astarté» o «Istar» eran el huevo y la liebre. En algunas estatuas se la representa con los órganos sexuales toscamente exagerados, mientras que en otras figuras aparece con un huevo en la mano y un conejo a su diestra.

La popularidad de esta deidad, se debió en parte a la amplia difusión que tuvo en la antigüedad la prostitución sagrada, como pare del culto.

En Cartago, se descubrieron urnas de colores brillantes, debajo de monumentos erigidos en honor a esta diosa, que contenían huesos carbonizados de niños y adolescentes.

Sucede que los padres de las pequeñas víctimas (por lo general, personas de alto rango y con títulos) esperaban que los dioses bendijeran sus riquezas e influencias, mediante estos sacrificios humanos.

Según el libro Medieval Holidays and Festivals: «La celebración de la Pascua Florida recibió su nombre (Easter), en honor a Eostre, diosa germánica del alba y la primavera».

Cuenta la leyenda, que Eostre abrió las puertas del Walhalla, para recibir a Valder, conocido como el Dios Blanco, debido a su pureza y también, como el Dios Sol, porque se creía que su frente suministraba luz a la humanidad. Originalmente, estos ritos de la primavera fueron concebidos para «ahuyentar a los demonios del invierno».

Son notables las similitudes de los ritos; incluso la semejanza léxica y morfológica que tiene la palabra inglesa Easter (Pascua Florida), apenas diferenciada del nombre de la diosa pagana de la antigüedad (The Two Babilons, de Alexander Hislop).

Fue así como poco a poco, la tradición fusiona el significado cristiano con ceremonias paganas. Aquellos rituales, imposibles de desarraigar eran reasimilados bajo nuevas formas. El júbilo por el nacimiento del sol y por el despertar de la naturaleza, se convirtió en el regocijo por el nacimiento del sol de la justicia y por la resurrección de Cristo.

Los símbolos de Pascua.

La introducción de celebraciones folklóricas en la liturgia cristiana, no dejan de asombrarnos. Sin duda, de todas las costumbres pascuales, la más popular es la de los huevos de Pascua.

Durante mucho tiempo, estuvo prohibido comer en Cuaresma; no solo carne, sino también huevos. Por eso, el día de Pascua, la gente corría a bendecir grandes cantidades de ellos, para comerlos en familia y distribuirlos como regalo, a vecinos y amigos.

Durante la Edad Media, en Semana Santa, era común que los censos feudales se pagaran con huevos. Y se estipulaba que el día de pago fuese el domingo de Pascua.

En Francia, por ejemplo, los estudiantes organizaban la «Procesión de los Huevos». Se reunían en parques y plazas y de allí partían hasta la iglesia principal. Durante el trayecto, golpeaban las puertas de las casas, para que cada familia les regalara huevos, que a posteriori serian bendecidor por un Cura párroco.

En esa época renacía el espíritu festivo. De las iglesias colgaban cientos de banderas y panderetas. Y cada joven llevaba colgado de su cuello, un cesto de mimbre lleno de huevos. Los más adinerados se hacían acompañar por jóvenes pajes, vestidos con telas multicolores de razo o de seda. La mayor parte de la colecta se destinaba para los hospitales de leprosos, o para los indigentes.

El ayuno era obligatorio. Por esta razón, se adopta la costumbre de cocer huevos y almacenarlos. Recién en la época del rey Luis XIV, se introdujo la idea de pintarlos, para después venderlos.

Entre los siglos XVII y XVIII, a la salida de la misa pascual, se ofrecían al monarca cestas cargadas de huevos dorados y decorados artísticamente.

En Hungría, era común que el lunes de Pascua, los pretendientes acecharan desde el amanecer a las jóvenes de su aldea, para llevarlas junto a las fuentes. Jugueteaban con ellas, las tomaban desprevenidas y les arrojaban en la cabeza un enorme cubo de agua. No conformes con esto, los muchachos reclamaban a sus víctimas una retribución, asi que la joven debía entregarle a su pretendiente un huevo y un beso. Ciertamente, esta costumbre estaba mucho mas asociada con los festejos de primavera que con el verdadero significado cristiano de la Pascua.

En cuanto al sentido religioso, en la historia, el huevo ha sido un elemento muy importante, dentro de las cosmogonías más primitivas.

En la India y en países semitas de la región oriental, el huevo ha representado el germen primitivo, escondido en el agua.

En la cosmogonía védica se cree que las aguas originarias se elevaron y dieron origen a un huevo de oro, del cual salió el creador del mundo.

También en Persia, como en Grecia y Roma, era muy común pintar huevos y comerlos en las fiestas, en honor a la primavera.

Esta información la obtuve aquí

En el norte de Europa,  tambien se comen huevos, en cantidades exorbitantes, los niños buscan en los jardines los huevos que sus padres escondieron horas antes.

Es  en este hemisferio es dónde se puede vivir el sentido de la verdadera Pascua, la resurrección de la vida en la naturaleza luego de la larga noche de la muerte invernal

En invierno las plantas se han muerto aparentemente. Todo se convierte en un frío desierto de nieve.

Sin embargo poco a poco la noche eterna  del invierno se disípa , los días se alargan, la nieve comienza a derretirse y de pronto descubrios un milagro, debajo del manto blanco se asoman pequeñas hojas verdes y luego una flor amarilla, que nos recuerdan que nada muere que todo permanece aunque no lo veamos.

La aparición de esta flor abrienmdose paso entre la nieve y venciendola por fín, se interpreta como un verdadero milagro de resurrección aunque en realidad no hubo tal, porque la planta  nunca murió sino que se encontraba  en letargo invernal.

En Alemania llaman a esta flor, Campana de Pascua, porque en realidad es una campana que anuncia la llegada de la primavera, junto con los conejos y  los huevos de los pájaros y de los  patos, en los lagos .

Volviendo a los simbolísmos mitologicos:

En Egipto, el simbolismo del huevo se asemeja al mito griego de la Caja de Pandora. Se cree que el dios Osiris y su hermano, Tifón, lucharon respectivamente e introdujeron todos los bienes y males del mundo en un huevo. Al romperse el mismo, todos los males se distribuyeron por el planeta.

Curiosamente es en estas Pascuas del 2009, cuando me vino a la memoria otro huevo que no es ni de colores ni de chocolate ni se esconde entre las flores:

Les deseo una Pascuas en familia y que en estos tiempos difíciles tengáis  los ojos bien abiertos y no os dejéis engañar por falsos profetas.

Festeja tus Pascuas como quieras pero recuerda que:

La espiritualidad se encuentra en nuestro interior, allí dónde se esconde la llama de nuestra esencia humana,  para verla hay que acallar el  ruído y la parafernalia hueca , vacía y carente de ella  y buscar dentro nuestro, las fuerzas necesarias para afrontar lo que vendrá.

A esa pequeña luz que alguien  llamó Tao me refería en las Pascuas pasadas.

Unos poemas para estas Pascuas

Sigo  buscandola  sin intentar atraparla. Quizas el secreto se encuentre en la misma busqueda.

Las raíces profundas del antisemitísmo

Nuestra cultura se inicia desde el Imperio Romano y se puede decir que nace con el destierro de los judíos de su patria, Palestina.

El trabajo de nuestra civilización durante miles de años consistió en hacer cumplir el mandato romano  y lo que no se le perdona al pueblo judío es el propio fracaso.

Nuestra civilización ha fracasado porque no ha logrado destruirles  .

La creación de Israel fué el reconocimiento de la derrota de esta civilización nacida desde el Sacro  Imperio Romano germanico, pero los enemigos no se rinden, el odio permanece intacto .

Roma les condenó al destierro y las generaciones posteriores se encargaron de cumplir el castigo impuesto aquella, vez sin mayor éxito.

La vuelta de los judíos a su tierra en Palestina , pretendió remediar una injusticia historica, un hecho que aparentemente carecía de importancia salvo para los judíos, un pueblo de pescadores y labriegos, pero que sin embargo marcó el rumbo de toda nuestra civilización.

Nuestra civilización sentó sus bases en el odio al judío y para ello los Romanos se encargaron muy bien de atribuirles el mayor crímen que pudiera cometer un ser humano:

El Asesinato de Dios.

Es igual que admiremos a Einstein nunca le perdonaremos haber sido un judío.

A los judíos nunca les perdonaran ser judíos y ésto está manipulado como siempre desde algunos resortes del poder.

No les perdonaran el haberse revelado contra el poder establecido de un Imperio despiadado como fué el Imperio romano, y no haberse destruído por ello y ésto les transforma inmediatamente en peligrosos y sospechosos .

Este odio visceral permanece en nuestro inconsciente colectivo y toma la forma del antisemitísmo. El judío como chivo emisario forma parte de nuestras raíces. Es un tumor que ha crecído junto con nosotros e integra  nuestro cuerpo social.

Parece que nuestra civilización no puede seguir existiendo mientras haya un judío escondiendose debajo de una piedra y por esto nos identificamos con la Religión de Mahoma, quien no inventó nada nuevo sino que se atrevió a decir lo que otros callan. Por ello les  hemos acogido en nuestro seno , para que realicen el tranbajo que no pudímos concluir aunque en la tarea tambien nos destruyan a nosotros. El odio es tan visceral y está tan arraigado en nuestro innconsciente  que nuestra sociedad prefiere inmolarse con tal de liberarse de él.

El antisemitísmo es un tumor tan arraigado que forma parte de nuestro cuerpo social. Deberíamos pensar hasta que punto quitarnos ese tumor, destruirá nuestra civilización. Acaso el antisemitísmo nace del miedo al judío? Tenemos miedo de dejarles libres y que nos destruyan?

El antisemtísmo es un sentimiento irracional, se resiste a todo tipo de razonamiento y siempre encuentra pretextos o ejemplos aislados para justificarse. Es irracional porque surje desde lo profundo de nuestro inconsciente colectivo. Los judíos se enfrentaron al Imperio mas poderoso de la tierra y sobrevivieron a ello y» Roma» no perdona.

La existencia de Israel es una afrenta para muchos porque la Era del Imperio Romano nunca terminó. Nunca  existió algo así como una «Caída del imperio Romano» . Este siguió existiendo bajo el ropaje del Sacro Imperio Romano Germanico y sobrevive hasta nuestros días , con otros nombres.

Las estructuras imperiales estan intactas y nuestras guerras no han sido mas que intentos, por  apoderarse del cetro y el trono  vacante.

La lucha de David contra Goliat , no es mas que la lucha del pueblo judío contra un Imperio  que resurje una y otra vez de sus cenízas. Esa guerra nunca terminó porque es a muerte, no acepta mas condiciones que la derrota del uno o del otro.

El antisemitísmo no es mas que el motor de esa guerra y quienes caen presos en él, se convierten en  instrumentos de un odio ancestral que ni ellos mismos alcanzan a comprender.

Antes fué la Inquisición, luego fué Hitler y ahora el Islam. Siempre habrá guerreros dispuestos a cumplir en mandato historico del Sagrado Imperio Romano.

Estamos asistiendo al final de una Era? Quizas el antisemitísmo muera junto con ella.

Será justicia….